9 de noviembre de 2012

Hay que hacerle el amor a la vida


Hay que hacerle el amor a la vida, hay que comérsela a picos; hay que volverla loca con los juegos previos. Hay que figurarse el punto exacto donde explota. Hay que tenerle paciencia.
Hay que susurrarle cosas sucias al oído, hacerla que pierda el miedo a entregarse. Hay que volverla loca otra vez. Deberás hacerla sentir deseada, viva, joven de nuevo. Necesitaras tiempo, está llena de heridas. Pero hay que hacerle el amor, ambos lo necesitan.
Hay que comerse a la vida. De poco a poco y después brutalmente. Gentilmente y después con rudeza. Si, hay que comérsela. Hacerla tuya y no soltarla. Hacerla tuya y que ella lo sepa; si, que no le quede duda. Deberás ser explicito, a su edad ya no está para rodeos.
Hay que hacérselo a la vida, metérselo por cada orificio, hacerla gemir.... Conducirla a su límite, que sienta la dilatación de sus muslos. Que no le de pena. Deberás recordar donde no tocar cuando va en el camino a su éxtasis. Deberás tomarla fuerte pero con ternura. Y cuando la tengas en ese punto y esté a punto de darse toda, mírala a los ojos, siente la respiración que sale de su boca entreabierta y aliméntate de ella.
Luego, disfruta la  "post mortem", acaríciale sus cabellos. Besa la punta de su nariz y sus parpados. No hables, no digas nada. Sólo habla con los ojos, ofrécele un trago de agua. Déjala dar el siguiente paso, te amará. Te amará y te permitirá hacerle el amor una y otra vez. Y deberás hacerlo, y en esto sé totalmente irreductible, cada vez que la toques (y lo harás muchas veces) hazlo como lo hiciste la primera vez. Ella te amará y te necesitará. Entonces se enamorará, perdidamente. Y oh! que delicia es tener a la vida loca y enamorada de ti.

Con el tiempo, si la amaste lo suficiente, te dará hijos. Hijos que tendrán su mismo ojos color profundo  .

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