Hay que hacerle el amor a la vida, hay que comérsela a
picos; hay que volverla loca con los juegos previos. Hay que figurarse el punto
exacto donde explota. Hay que tenerle paciencia.
Hay que susurrarle cosas sucias al oído, hacerla que pierda
el miedo a entregarse. Hay que volverla loca otra vez. Deberás hacerla sentir
deseada, viva, joven de nuevo. Necesitaras tiempo, está llena de heridas. Pero
hay que hacerle el amor, ambos lo necesitan.
Hay que comerse a la vida. De poco a poco y después
brutalmente. Gentilmente y después con rudeza. Si, hay que comérsela. Hacerla
tuya y no soltarla. Hacerla tuya y que ella lo sepa; si, que no le quede duda.
Deberás ser explicito, a su edad ya no está para rodeos.
Hay que hacérselo a la vida, metérselo por cada orificio,
hacerla gemir.... Conducirla a su límite, que sienta la dilatación de sus
muslos. Que no le de pena. Deberás recordar donde no tocar cuando va en el
camino a su éxtasis. Deberás tomarla fuerte pero con ternura. Y cuando la
tengas en ese punto y esté a punto de darse toda, mírala a los ojos, siente la
respiración que sale de su boca entreabierta y aliméntate de ella.
Luego, disfruta la
"post mortem", acaríciale sus cabellos. Besa la punta de su
nariz y sus parpados. No hables, no digas nada. Sólo habla con los ojos, ofrécele
un trago de agua. Déjala dar el siguiente paso, te amará. Te amará y te
permitirá hacerle el amor una y otra vez. Y deberás hacerlo, y en esto sé totalmente
irreductible, cada vez que la toques (y lo harás muchas veces) hazlo como lo
hiciste la primera vez. Ella te amará y te necesitará. Entonces se enamorará,
perdidamente. Y oh! que delicia es tener a la vida loca y enamorada de ti.
Con el tiempo, si la amaste lo suficiente, te dará hijos. Hijos que tendrán su mismo ojos color profundo .
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