21 de agosto de 2013

A los 24...

A los 24 ya sé que las palabras “nunca” y “para siempre” son sólo muletillas del idioma, que no existen en realidad.
Ya entiendo que un buen vendedor nunca será un buen compañero de asiento de vuelo.
A los 24, sé lo que se siente amar, lo que es ser amado. También lo que es decir “Me enamoré de ti” y escuchar un “Lo siento” como respuesta.
Sé lo que es traicionar y lo que se siente ser traicionado... de igual forma que no significa nada, así como no significan nada las cosas que sepas aunque siempre quieras saber más. Sé lo que es disfrutar de la soledad, así como lo que se siente hastiarse de ella. Sé lo que es estar deprimido y no querer salir de ese estado; así como lo que es estar deprimido y ya no estarlo más.
Ya a los 24 sé lo que se siente que te quiera quien no quieres mientras a quien quieres, quiere a quien no lo quiere. Ya sé lo que se siente decir que no aunque te mueras de ganas por dar un sí. Sé lo que es que te mientan sin contemplaciones mientras lo ignoras, como que te mientan y tener el pleno conocimiento de la verdad.
Ya sé que mi comida favorita es la italiana, que soy buena con las computadoras y que no debo aceptar nada de una chica, por simpática que parezca, en el baño de la disco.  Sé lo que es valerme por mi misma y lo que es sentir el apoyo de quienes te quieren.

Ya sé cómo se siente extrañar la tienda que frecuentabas, el olor de las noches de una ciudad a la que nunca me sentí perteneciente. Sé lo que se siente ser la extraña y se la antaña. La experimentada y la novata (y no hablo estrictamente en un sentido sexual). Así como también sé que al compararnos con la maravilla mayor de la que hacemos todos parte importa poco cuanto sabemos o cuanto hemos vivido.

Entiendo, he vivido y  sentido innumerables cosas, pasado por muchos corazones y sido dueña de cientos de momentos. Cada uno ocupando un lugar, y siendo parte, de mi alma. Cada persona, cada sonrisa, cada gesto y palabra. Sólo me queda el agradecimiento del que hace un alto en el camino.  Porque si cada vaso que rompí, cada lagrima que derramé, cada bus que perdí, cada calle que elegí recorrer me condujo hasta aquí… entonces que cada uno vuelva a suceder exactamente del modo en que paso y no de otro.

Pensando en nuestros años de juventud. Solos tú y yo, éramos jóvenes, salvajes y libres.
Ahora nada puede alejarte de mí, ya hemos puesto ese camino patas arriba.
Pero eso ya ha terminado, me mantienes regresando a por más.
Heaven - Bryan Adams. Cover por Boyce Avenue



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