Un hombre que se sentía orgullosísimo del césped de su jardín se encontró un buen
día con que en dicho césped crecía una gran cantidad de «dientes de león». Y aunque
trató por todos los medios de librarse de ellos, no pudo impedir que se convirtieran en
una auténtica plaga.
Al fin escribió al ministerio de Agricultura, refiriendo todos los intentos que había
hecho, y concluía la carta preguntando: «¿Qué puedo hacer?». Al poco tiempo llegó la
respuesta: «Le sugerimos que aprenda a amarlos».
Nota Editorial:
Para mi la historia habla sobre la aceptación y también sobre nuestros deseos.
Los deseos nos causan problemas, cuando queremos algo con tal vehemencia resistimos a la realidad.
Los dientes de león simbolizan el momento presente, que es inminente y eterno. Cuando aprendemos a amarlo todo será como debe ser y poco a poco podremos aprender a hacer de eso lo más valioso y precioso que tengamos.
"Me pongo a pensar que si el hombre hubiera DESEADO que crecieran dientes de león, y esto no hubiera pasado entonces también habría infelicidad. El problema no es que hayan o no, el problema es que a nuestra mente le gusta pelear y rechazar, descartar, desaprobar todo cuanto no se ajusta a sus DESEOS. A veces hacen falta actos genuinos de moderación"
Durante mucho tiempo me avergoncé de mi nariz, de hecho a veces suelo hacerlo. Hasta que un día de aprendí a verla como parte de un todo: no era sólo mi nariz, eran mis ojos, mis labios, mis orejas... mi cara y ahora veo como juegan entre ellos; en palabras de Mello: "aprendía a amarla" y desde ese entonces mi nariz no es más como yo hubiera DESEADO pero ahora me siento más segura y no se me nota pena como antes, en cierto modo mi aceptación se refleja en mi.... Ya nadie se burla de eso (por lo menos no en mi nariz :P)
